La Luna en
nuestra carta natal representa nuestro mundo emocional, como percibimos nuestro
hogar de infancia y por lo tanto aquello que es conocido de forma inconsciente
como nuestro refugio emocional.
Pudo percibirse que en el hogar se valoraban
los vínculos, la diplomacia, la armonía, la belleza, el querer agradar y quedar
bien, pero esto pudo ser de puertas para afuera lo que genera que el nativo
asimile que mostrar las emociones más complejas y que denotaban que algo no
“estaba bien o en armonía” rompía esa imagen que se mostraba afuera, causando
conflictos, por ello el nativo muchas veces se guarda de expresar lo que
realmente siente para no romper con la “armonía” y se vuelve complaciente. La
madre es una persona que busca que su hija se relacione con otros, que sea
complaciente además, es una madre a la que le gusta lo bellos, lo estético, la
armonía, pero que es algo fría a nivel emocional con el nativo de esta luna. Al
nativo puede costarle expresar lo que realmente siente y ser tal y como es sin
mostrar siempre esa mascara de complacencia.
La
seguridad emocional de esta Luna está en que todo esté en armonía, en
equilibrio, en complacer a otros, en poder socializar, conversar de diversos
temas, en tener libertad. El aprendizaje pasa por dejar de querer agradar para
sentir que todo es armónico y buscar ese equilibrio y armonía en su interior,
reconociendo que para que haya armonía hay conflictos que habrá que resolver y
que todas las emociones pueden expresarse de forma asertiva. Debe aprender a
poner límites, también, conectar con su
propio deseo.
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